Estoy harta de este sube y baja, de estos ciclos de quererte tanto a ratos, odiarte después y extrañarte patológicamente. Estoy harta de que las ganas de hablarte y decirte lo mucho que te extraño se me escapen por los poros, y mi orgullo y raciocinio me impidan liberarme de una vez por toda de todas las palabras que te tengo guardadas.
Tengo miedo, tengo miedo de que al entrar a esta nueva etapa dejemos de hablarnos definitivamente, por lo menos eso es lo que marca esta tendencia. Tengo miedo de averiguar que es lo que está sucediendo, realmente ¿Han sido las circunstancias? ¿o en realidad nosotros hemos cambiado a tal grado de dejar de ser tan afines?. He de confesar que la nostalgia arremete contra mi con demasiada frecuencia (en definitiva más de la que quisiera), a veces me pregunto si tú también piensas lo mismo o si soy sólo yo la que aún recuerda tu top 5, tus galletas favoritas y tu colección fallida de pulseras.
Detesto que la vida te haya puesto en mi camino y me haya mostrado lo delicioso que es coincidir con alguien y el gran grado satisfacción que se puede obtener de una simple charla banal, todo para después arrebatármelo poco a poco mientras me escupe a la cara que no puedo tenerlo, que no es para mi, que no es mi tiempo.
A ratos me preocupo pensando que todo fue obra de mi fluida e incontrolable imaginación , ¿Y si imaginé el amor que había en tus besos, el brillo que escapaba de tu mirada, tu humor radiante y alegre cuando me acercaba? ¿Y si confundí tus abrazos profundos y tus gestos tiernos con simple generosidad y educación? . Que triste y exasperante resulta que mi realidad pueda ser tan ambigua.
A mi razón se le han acabado las tácticas para convencer a mi necio y devastado corazón que deje de luchar por ti, y pese a todos los argumentos y evidencias, el sigue aferrado a ti. Su esperanza se alimenta de casualidades y las sobras de tu atención. '
Te extraño, no tienes idea de cuanto.
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